Cuando se trata de la familia todos seguimos siendo niños de
corazón. No importa lo mayores que nos hagamos, ni las velas que contemos en nuestra tarta cada año, siempre necesitamos un lugar
al que llamar mi casa. Porque sin la
gente a la que más quieres, sin todas esas personas que te arrancan una sonrisa cuando nadie más puede, no puedes evitar sentirte realmente solo en el
mundo.
Os quiero.
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