En un intento de guerra, incluso cuando ganas lo que creías que querías, puede cambiar su coste inesperadamente, por la subida del precio de la apuesta o por la simple pérdida de valor.
Pero son las cosas de las que nos alejamos las que parece que nos cuestan más. Y aún cuando hemos sido ignorados, forzados a ver cómo nuestro premio se va a casa con otros, las reglas del protocolo ya no se aplican y cobra sentido la frase de queremos lo que no podemos conseguir.
Entonces y sólo entonces es cuando esto se pone interesante...
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